Hace mucho tiempo que no escribía, estaba pasando por un período de sequía mental o estitiquez literaria, como diría mi amiga-hermana. En estos días me di cuenta que cuando Manuel esta en la ciudad y nos vemos con regularidad, las letras se amontonan en mi mente, pero ninguna sale coordinando una idea lógica que valga la pena publicar, que los periodos de mayor inspiración se marcan en los momentos que no está, cuando mayor es la distancia que nos separa, la nostalgia actúa como un catalizador, que al igual que la levadura, hacen que mis ideas suban como un pastel en el horno. Las palabras ya no significan mucho... me encanta su compañía y junto a él las horas vuelan, hay momentos en que callamos, solo nos miramos juntando nuestras manos... el silencio dice mas que las palabras, con el tiempo aprendí ha amar a este hombre de pocas palabras, de manos cálidas, de alma noble y corazón puro...
