

Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice ...
Tomando en cuenta los postreros momentos vividos, que no han sido los mejores, decidí vivir mi vida como si el día en que vivo fuese el ultimo. Me senté en un banco en la plaza y vi pasar la gente con sus afanes diarios, pase a ser parte del paisaje, a nadie le importaba que existiera alguien sentado en ese banco. Analice lo bueno y lo malo, los propósitos cumplidos y los que jamás terminare, las intenciones reales de ser “mejor” cada día, y me di cuenta que debía replantearme varios temas. Por ese motivo hoy vuelvo a escribir. Había dejado de expresarme. Realmente no importa si escribo bien o mal, al fin y al cabo esta pagina es de mi para mi...



Ayer me encontré registrando varias cajas, con fragmentos de mi vida, todos ellos clasificados con el orden de lo casual, algunos dibujos, primeros escritos, varios borradores. Sorprendida me quede al ver ese libro, si mi primer libro de cuentos, donde duendes, príncipes y brujas, saltaban de pagina en pagina. Entre todas las ilustraciones siempre me llamo la atención un árbol que mágicamente cobraba vida, dando soluciones a princesas convertidas en cuervos o mágicos seres que se transformaban en los entes más sorprendentes. Al abrir este libro y recordar mi infancia, mi niñez, mis primero años, entiendo el porque de muchas cosas, mis padres al mismo tiempo de alimentar mi cuerpo, alimentaron mi mente e imaginación, dando las herramientas necesarias para poder enfrentar la vida, la verdadera, la que no tiene príncipes azules que llegan en sus blancos corceles para rescatarte de la bruja, ni hadas que con agitar su barita mágica convierten una calabaza en un hermoso carruaje y tus desdichas en alegrías. Me dieron, el escudo de la fortaleza de espíritu para superar y avanzar en la vida … Gracias por ayudarme a ser quien soy hoy … 