lunes, enero 30, 2006

Por una rodilla ...

Sábado por la tarde, mi amiga me invita al teatro, ultima obra de la cartelera, por él titulo (La sexualidad secreta de los hombres), pensábamos seria entretenida. Llegamos al tercer estacionamiento, donde se habilito el escenario y las graderías. Recién terminaba la obra infantil, nosotras sin entrada, hablamos con alguien de produccion que nos dicen que demos una vuelta ya que las puertas todavía no se abren. Recorrimos las tiendas hasta que llego la hora de señalada. Con nuestro mejor animo, provistas de agua mineral y colocando nuestros celulares en silencio, nos sentamos en la galera. Tras estar sentadas un rato, nos dimos cuenta que había una ubicación algo mejor, así que procedimos a mover nuestra humanidad al otro sitio, con tan mala suerte para la virginal actuaria, que paso llevar a la mujer de verde que estaba sentada en el escaño de abajo. Luego de las disculpas correspondientes, procedemos a encender un pucho, pensando que el empellón era ya del pasado, pero más grande fue la sorpresa, tanto de nosotras como de la gente que estaba alrededor, cuando la mujer de verde se da vuelta y nos empapa con su botella de agua mineral, acto seguido se incorpora como queriendo golpear a nuestra húmeda actuaria y de un tirón el pobre hombre que la acompaña (suponemos que es el pobre marido) la saca de alcance, llevándola a otro sector de la galería. Ninguno de los que fuimos objetos de la furia de la mujer de verde, entendía nada, algunos le gritaban que se tomara un armonil, pero nadie pudo explicarse cual fue el motivo que detono esa reacción, convirtiendo a una "amable" mujer en un verdadero energúmeno. Terminando la obra, el desvalido hombre que la acompañaba, la toma del brazo ágilmente, para perderse entre la multitud, sin querer mirar atrás, temiendo que alguno de los húmedos espectadores, aun empapados, quisiera tomar venganza ...

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