jueves, noviembre 20, 2008

Metro, estación terminal

Metro Estación, ocho de la mañana, subo como puedo al vagón. Somos sardinas de todos tamaños y colores con mucho olor y sin salsa. Me afirmo como puedo, sorpresa me dan el asiento. Comienza el viaje, cierro los ojos, todo se transforma, verdes prados floridos, sembrados de mariposas, aroma primaveral, brisa de septiembre, armonías que te llenan de paz, que hermoso se ve el vagón del metro, pura unión. Bruscamente soy traída a la realidad, una voz me dice “Tía, despierte llegamos a la estación Terminal”

4 comentarios:

decisiones para la vida dijo...

Tía, oiga tía, no se quede dormida, mire que le pueden robar hasta la virginidad... jeje

Luzjuria dijo...

¿De que estamos hablando? jajajja

Anónimo dijo...

Rara vez me he quedado tan dormido en un viaje que me hayan tenido que despertar al llegar a destino...como que por instinto, me despierto antes. Aparte que esa sensación de que te remecen al final del viaje no es muy grata que digamos.

Saludos afectuosos, de corazón.

manu dijo...

jajajaja!!! siempre me pasa! que cosa tremenda. pero bueno, es mejor tener un mundo paralelo, sino...todo sería demasiado crudo como para soportarlo.